Podríamos decir que madurar es la capacidad para reflexionar nuestros actos midiendo las consecuencias antes de actuar, pero eso sería muy simple, en realidad madurar es un proceso mucho mas profundo y el ser humano hombre o mujer madura a lo largo de toda su vida y ello dependerá de su nivel de conciencia con su alma. La conciencia es una voz interior más sabia que lo evidente que te dice la verdad aunque no te guste, que no es ni empática ni antipática, es real. A la conciencia no puedes engañarla. Hay muchas personas que prefieren no oírla, así dan rienda suelta a sus egoísmos con aparente impunidad.
Hay niños-as que les toca madurar de golpe porque su vida es tan triste que escuchan a su conciencia o se transforman en animales feroces con el único objetivo de subsistir.
El adulto que tiene la suerte de tener cubiertas sus necesidades básicas no deja de madurar a lo largo de toda su vida y de este modo va modulando el como y el por qué de lo que no le hace feliz y va tras la búsqueda del cambio. Por eso es muy importante distinguir desde que punto de partida vas a ir en búsqueda de esa madurez.
Un adolescente que se comporta de forma violenta y egoísta si logras que lea un libro, a priori, es bastante difícil, deberías encaminarle amigo lector a manuales de comportamiento básico que muestren una recompensa social a partir de ese cambio como el libro “Buenas maneras para una mejor convivencia” de dolores izuzquia Gasset y Almudena Azpeitia Fernandez.
Si esta la persona mas adulta en el nivel de no comprenderse a si mismo, yo distinguiría entre una persona mental y una emocional. Si es mental leería el clásico “Mis zonas erróneas” de Wayne W. Dyer y si es una persona emocional, que escucha a su conciencia pero esta en un periodo de confusión, yo le aconsejaría “Las elegidas”- mujeres imposibles de olvidar- a través de sus historias no solo obtendrá información acerca de la humanidad en general, sino que hallara respuestas que le ayudaran en su maduración espiritual que le brindaran la reflexión profunda para conectar con su alma y sentirse mejor con el o ella misma.